Ante la negativa de la empresa a dialogar y tras pasar una noche dificil sin agua, comida, calafacción y viéndose obligados a hacer sus necesidades en papeleras, los delegados de CGT tomaron la decisión de dar por finalizado el encierro ante el deterioro del estado de salud de alguno de ellos.
Recordamos que el viernes, a la una de la tarde, los delegados entraban en el despacho de la directora territorial de Correos de Madrid para hacerle llegar sus reinvindicaciones.
Ésta se negó a dialogar y corrió a avisar a seguridad, ante lo que cuatro de los delegados decidiron encerrarse en su despacho.
El dispositivo de seguridad de Correos fué desproporcionado, permaneciendo en labores de vigilancia más de una veintena de agentes de seguridad, que ante órdenes esplícitas de la dirección no dejaron entrar a nadie en la quinta planta (bajo ningún concepto, ni comida ni agua), donde tenia lugar el encierro de los sindicalistas de CGT. Tampoco les dejaron acceder a los servicios.
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