luns, 5 de maio de 2008

DESFUNCIONARIZACIÓN DE LA PLANTILLA DE CORREOS

Es bien cierto que en los últimos tiempos se han multiplicado las oportunidades al alcance de los funcionarios de Correos de poder abandonar ésta su Casa.

La supresión de la cláusula Ex-11 y la posibilidad de participar en algún proceso de Promoción Interna en la Administración General del Estado han sido objetivos tan largamente anhelados, a veces reivindicados, como denegados. El hecho de que se nos concedan ambos, de pronto, sin ninguna presión especial por nuestra parte, es un indicio bastante revelador de que AHORA SÍ interesa a las altas instancias políticas que tienen la capacidad de decidir. Apunta, además, a que el proceso de desfuncionarización de la plantilla de Correos se está acelerando; puede que estemos entrando en la recta final.

Para intentar construir desde el realismo me ha parecido útil partir de estas tres apreciaciones:
(1) Observo y me doy por enterado de que este proceso que estamos considerando no está encontrando apenas oposición. En el exterior (partidos políticos, grandes sindicatos, la sociedad civil) nadie se manifiesta incomodado por la desaparición de los funcionarios en Correos. Algo de contestación sí que hay dentro, pero en sectores minoritarios y con escasa capacidad de presión.
Con esta correlación de fuerzas pienso que lo más práctico es asumir que la laboralización de la plantilla es un hecho imparable.

(2) De otro lado nadie debe olvidar que tenemos DERECHOS. El funcionario es la otra parte de un contrato con la Administración que ha de ser cumplido y es por ello que no vale cualquier fórmula para esa transición a la que parece que estamos abocados.
Complementariamente creo que deberíamos ser informados, con puntualidad y transparencia, de lo que se está barajando con respecto a nuestro futuro.

(3) El personal afectado, aunque sólo sea por razones de edad, no tiene intereses homogéneos. Sólo a efectos de buscar soluciones al problema considerado se le podría clasificar en dos bloques: Aquellos que aún tienen por delante una vida laboral larga, y los otros, que ya sienten más o menos próximo el momento de su jubilación.

Los primeros, la gente más joven, entiendo que tienen todo el derecho a seguir en Correos en la nueva etapa. Si es que aquí no cabe la condición de funcionario, lo que procede es ofrecerles una laboralización voluntaria; obviamente en unas condiciones favorables a negociar colectivamente, y desde esos mínimos, no tendría porqué haber inconveniente en pactar mejoras a título individual.
También tienen todo el derecho a seguir siendo funcionarios, si es lo que desean. Si en Correos no puede ser, pues entonces habría que facilitarles el acceso a la Administración.

Algo se va haciendo en esta línea y hay que aplaudirlo. Bienvenidas sean la supresión de la Ex-11 y el acceso a la Promoción Interna de la AGE. Falta abrirnos las puertas de las Administraciones Autonómica y Local en unas condiciones de igualdad; al menos que no sean tan discriminatorias que sólo podamos aspirar a lo que nadie quiere.

A los más veteranos corresponde facilitarles el acceso digno a su jubilación. Es del todo previsible que estas alturas no vayan a optar por concursos ni promociones fuera de la Casa. Eso no va con ellos.
Una posibilidad podría consistir en crear para ellos puestos de menor exigencia en la nueva empresa. Serían de carácter laboral y previstos para, a corto plazo, poder ser utilizados en alguna modalidad de contrato de sustitución subvencionado. Todos felices.
Téngase muy presente que para este colectivo la laboralización, si es con las debidas garantías, no supone un grave inconveniente: Pase lo que pase ya tienen adquirido el derecho a jubilarse por Clases Pasivas cuando llegue su momento.

El tema de las prejubilaciones en la Administración está paralizado. Conseguir una excepción para Correos tal vez sería posible, pero seguramente muy costoso. Esa vía me parece muy escarpada y no sé si merecería la pena intentar recorrerla.
Lo que sí está vigente, y puede servir también, es la figura de la Excedencia Voluntaria Incentivada; sólo que su actual diseño le resta mucha eficacia para el cometido que se está considerando.
El problema es que, tal como ahora está, sólo es satisfactoria para un grupo reducido de personas; para que pueda llegar a más gente tiene que estar dotada de un presupuesto mucho mayor y también posibilitar que, con carácter voluntario, el interesado pueda seguir cotizando por el concepto de derechos pasivos durante el tiempo de excedente; aunque sea con su dinero. Es con el fin de hacerla atractiva, de no perjudicar en la cuantía de su futura pensión a quienes aún les faltan unos pocos años para llegar a los 35 de servicio.
Finalmente, tampoco sería mucho pedir un poco de imaginación para lograr un tratamiento fiscal más benigno del incentivo a percibir por la excedencia. Es posible, lo sorprendente es que no se haya hecho hasta ahora, con el grave perjuicio, creo que gratuito, a los compañeros que ya se han acogido a ella en años anteriores

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Voceiro da CGT Correos A Coruña

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Buzón rebelde