Por la foto vereis que es bastante dificil , en ese portal, acceder a los buzones por culpa de las bicicletas.
El símil de la escena postal de la foto con nuestra realidad laboral es idéntico.
Fijaros; queremos hacer bien nuestro trabajo, como profesionales que somos; solo que nos lo impide nuestra mismísima empresa.
De qué manera? todos lo sabemos... recargándonos nuestras secciones y otras lindezas que se les acabará ocurriendoles a eses prebostes llegados sin historial de la nada y engrandecidos en puestos de responsabilidad.
Hoy mismo, uno de esos prebostes nos dirigió una arenga a toda la carteria, con un sano objetivo: meter miedo... habló de los ERES, EROS, y ERITOS, de promedios numéricos en los que Correos no gana tanto como antes, y que si no queremos eses ERES ni que la empresa deje de ganar dinero, tenemos que asumir el doble de currelo.
Nosotros estamos de vuelta y media de estas cantinelas que cada varios meses a estes señores se les ocurre obsequiarnos; porque los conocemos muy bien, y sabemos que cuando salen a la palestra, es seguro que algo traman.
Pero lo más fastidiado de todo es que ellos tienen la suficiente gente en las bases para poder tener los datos precisos que necesitan para pretextar otra vuelta de tuerca contra nuestros derechos.
Quienes son esa gente que les hace el caldo?
Pues los compañeros de base que entran media hora antes de iniciar el horario oficial ... los que se dedican a su sección mientras los demás hacen el trabajo comunitario ...los que trampean en el reparto, obrando con poca profesionalidad, y desprestigiando el oficio de cartero... los que fomentan con mala fé división entre distritos... los que crean sus grupitos de presión...los que , siguiendo ordenes de sus jefes, intrigan contra sus compañeros rebeldes al sistema impuesto por aquellos... los que, en fin, salen de Correos para sus casitas a las 14 h ( tres cuartos de hora antes del horario).
Curiosamente esa gente de alguna manera es recompensada por sus jefes inmediatos con el "dejar hacer", porque les están creando las condiciones propicias para dentro de un tiempo meter la tijera, readaptar las secciones de reparto y aumentarlas... y por supuesto, eliminar la gente que sobra... laborales eventuales en principio.
Esa es la cruda realidad, y no otra.
Y los actores somos nosotros.
Y lo que es peor...
Es nuestro comportamiento el que decidirá que se salgan con la suya o no.
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